Mientras el mundo lidia con la degradación ambiental y el agotamiento de los recursos, los fallos de nuestro modelo económico son más evidentes.
Como las consecuencias asociadas a un planeta en desequilibrio ya son palpables, cada vez son más las personas que reclaman una reformulación de los pilares del sistema actual. Este sistema está respaldado por un enfoque lineal de «tomar-hacer-desechar», que se basa en la extracción de recursos naturales, la producción de bienes y su eventual eliminación como desechos. Si es cierto que este sistema ha sido uno de los motores de nuestro crecimiento económico, también lo es que ha venido contribuyendo fuertemente a la doble crisis del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Desde 1970, el uso de recursos se ha triplicado y podría duplicarse nuevamente para 2050 si la producción y el consumo actuales se mantienen constantes. Es en este contexto que surge el concepto de economía circular, como un sistema que pretende maximizar la eficiencia de los recursos y minimizar los residuos, defendiendo un enfoque que valora todo el ciclo de vida de los productos y recursos. En términos simples, la economía circular propone un sistema regenerativo, en el que los recursos se utilizan, reutilizan y reciclan en un sistema circular, contribuyendo a la minimización de los residuos y el impacto ambiental.
Una transición obligatoria
Esta transición de una economía de base lineal a una economía circular no solo es necesaria para garantizar la sostenibilidad ambiental, sino que también ofrece enormes beneficios económicos. Al adoptar principios de circularidad, las organizaciones pueden ahorrar recursos, reducir costos e ingresar a nuevos mercados. El enfoque de economía circular representa así una oportunidad para que las empresas replanteen sus operaciones y creen valor, alargando la vida útil de productos y materiales, reduciendo residuos y reutilizando recursos.
Pero la economía circular va más allá de la simple reducción de residuos y el reciclaje de materiales. Es un enfoque holístico de la sostenibilidad que tiene en cuenta no solo los factores ambientales sino también los factores sociales, y aboga por la creación de sistemas de distribución más equitativos.
Naturalmente, cambiar los supuestos del actual modelo productivo y patrones de consumo no es una tarea fácil, que requiere un cambio de mentalidades, así como un cambio de incentivos. La readaptación a modelos de negocio centrados en la reutilización y la reparación, así como los nuevos modelos de la denominada Economía Colaborativa, ofrecen beneficios y oportunidades económicas que se pueden sentir con retraso en el tiempo y, en ocasiones, solo de forma indirecta, por lo que muchos consideran fundamental la adopción de políticas públicas que generen incentivos financieros más inmediatos, capaces de impulsar el cambio y las inversiones necesarias.
Sensibilidad y comprensión de los principios de la economía circular entre empresas y consumidores
Otro gran obstáculo se centra en la falta de sensibilidad y comprensión de los principios de la economía circular entre empresas y consumidores, lo que pone de manifiesto la necesidad de iniciativas de educación y sensibilización para fomentar la adopción de prácticas circulares. En este contexto, los propios consumidores tienen un papel clave que desempeñar, un papel que a menudo se subestima. Estos pueden influir en las estrategias y prácticas comerciales al exigir productos y servicios más sostenibles y circulares. Al reformular sus preferencias, los consumidores pueden orientar el mercado hacia enfoques más circulares. Por otro lado, los consumidores pueden jugar un papel activo en la extensión de la vida útil de los productos a través de la reparación, reutilización y reciclaje, promoviendo un uso más sostenible de los recursos. Sin embargo, es esencial garantizar que los consumidores estén capacitados en los principios y beneficios de la economía circular, así como las herramientas y el conocimiento necesarios, para permitir elecciones informadas y conscientes.
Al adoptar estos principios, abrimos un camino prometedor hacia un futuro más sostenible y equitativo. Esta transición requerirá colaboración, innovación, la voluntad de desafiar el statu quo y la conciencia de todos (gobiernos, organizaciones y sociedad civil) del exigente papel que deben desempeñar.